
02 Sep Ángel Astudillo: “Hoy ya está todo automatizado y avanzando con la tecnología”
El dibujante y el trabajador más antiguo de Delporte Ingenieros, pasó a mediados de los años 90 del dibujo a mano alzada al uso del software. Este es su testimonio de las diferencias que él ha visto con el tiempo.
De lo análogo a lo digital. De la mano (o regla) alzada al computador. Si bien la formalidad indica que Ángel Astudillo lleva 12 años trabajando en Delporte Ingenieros, en realidad, la relación que ha tenido con el fundador de la compañía es de más larga data.
Este dibujante estructural conoció a Cristián Delporte luego de terminar sus estudios, por allá por el año 1993, cuando comenzó a trabajar en la oficina Gatica, Jiménez y Cía., por lo que son alrededor de 26 años de historia común.
Ángel trabajaba en producción y su sueldo era en función de lo que producía por proyectos. “Dibujaba planos a mano, me pagaban por metro cuadrado dibujado. Había hartos proyectos, por lo que producíamos de 10 a 16 metros cuadrados al mes en un tablero de dibujo y quizás más”, comenta.
El Rápido Graf, la regla paralela con bisel metálico, el tablero con hule, la gillete, la goma y la tinta eran los materiales de trabajo habituales de la época. “Teníamos que lavar los lápices a tinta; primero usábamos lápiz grafito, para comenzar la plantilla. A veces nos ahorrábamos un paso y no pasábamos por el papel mantequilla, íbamos directo al papel vegetal, papel diamante”, especifica.
Más tarde, dejó los tableros de lado para comenzar a utilizar los primeros PC: “eran enormes”, cuenta. Y debido a ello, hoy se produce más que en sus primeros tiempos como dibujante, aunque confiesa que en las oficinas costó la transición al software, “porque se hablaba de una mayor y mejor producción por computador, pero se ofrecía menor paga, entonces nadie se quería cambiar”. A ello se suma que en algunas de las oficinas donde trabajó no se promovía el uso de las computadoras y cada dibujante debía llevar su propio equipo si quería cambiarse de soporte.
Lenguaje distinto
Ángel estudió en el Instituto Profesional Esucomex, donde alcanzó a aprender AutoCAD. Y como se reconoce bueno para adaptarse a los cambios, no le costó insertarse en este nuevo lenguaje. “Es diferente pasar de la mano alzada al computador; un ejemplo es el espesor de línea, este estaba restringido a unos cuantos lápices; hoy tú determinas el espesor en una gran gama con el software, y esto te ayuda a la expresión del dibujo”, dice.
¿Qué más cambios se generaron? “Es mucho más sencillo dibujar ahora, pero se hacen demasiados cambios, las arquitecturas son cambiadas constantemente. Antes se dibujaba como máximo un par de veces, era muy raro que hubiera cambios. Hoy cuesta concluir un proyecto, lo pueden modificar varias veces. Ahora, para el cliente es favorable, porque el proyecto digitalizado anima a una planificación sujeta al cambio, es demasiado versátil, antes era directo al papel”, aclara.
Concentración y foco
Ángel nunca pensó que su trabajo sería como es hoy. Él quería algo más gráfico y artístico, y cuando ingresó a dibujo se dio cuenta de que era más técnico. “De a poco me fue absorbiendo, porque no se me hizo difícil, me fui adaptando, había mucho trabajo y me fui ambientando en el rubro”, sostiene.
Hoy reconoce que es necesaria mucha concentración y foco para realizar su labor. “Para llevar a cabo el dibujo estructural, debo comprender el proyecto que se me entrega para ser una ayuda para el ingeniero”, añade. Esa labor consiste en “plasmar una estructura, con datos del ingeniero calculista del edificio, desglosar muro por muro, y viga por viga, en el material requerido, como hormigón armado, perfiles metálicos, madera, etc., detallando las especificaciones técnicas, hacer todos los detalles constructivos que se necesiten para poder desarrollar el proyecto”, explica.
Y para ello es primordial la mejor comunicación posible entre los ingenieros y los dibujantes, “si no, es imposible hacer un proyecto”.
Deporte y música
Ángel es casado y tiene cuatro hijos: tres niñas (19, 15 y 12) y un niño (4). Le gusta recorrer cerros y también los deportes. Si bien juega futbolito con sus colegas de Delporte, volvió a jugar hace poco, después de cortarse el tendón de Aquiles en una cancha de pasto.
Fútbol, ping pong, Kung Fu, Full Contact y un poco boxeo fueron los deportes que practicó. Hoy y hace cinco años, camina alrededor de ocho kilómetros diarios entre ida y vuelta al lugar de trabajo hacia su locomoción (a Lampa) que lo deja en estación Cal y Canto del Metro.
Además, tiene una afinidad por la música, que heredaron sus hijos. “Mi hermano tocaba en la Orquesta Sinfónica de Colina y tuve la posibilidad de que mis hijas estudiasen allí violín y ya llevan ocho años en eso”, precisa.